·
ESTRATEGIAS
La obesidad y el sobrepeso infantil
afectan la salud y el desarrollo de millones de niños y aumentan los riesgos de
padecer enfermedades crónico-degenerativas en la edad adulta.
Entre otros factores, se cree que la
principal causa de esta epidemia son los malos hábitos alimenticios y la falta
de actividad física. De ahí que se promueva un plan de hábitos que pueden
resolver la mayoría de los problemas de sobrepeso y obesidad en los niños.
1.
Alimentación.
§
Consumir más frutas y verduras. La mejor
manera de introducirlos en la dieta es sustituyendo los alimentos azucarados y
las grasas entre comidas.
§ Eliminar las bebidas azucaradas. Debido a la cantidad de calorías y niveles de acidez, estas bebidas
son tan nocivas que ningún nutriente es capaz de contrarrestarlas.
§ Se deben hacer todos los tiempos de comida. Hasta 6 al día. Desayuno, merienda en la mañana, comida, merienda de la
tarde y cena. Por ninguna razón elimine en su hijo las 3 comidas principales,
desayuno, comida y cena.
2. Actividad Física
Aumentar la
actividad física. Si los niños pasan una hora al aire libre, jugando o
practicando un deporte, combaten problemas cardíacos, diabetes y hasta ciertos
tipos de cáncer. Pasar menos tiempo
frente a las pantallas. Limitar el uso de estos aparatos a 2 horas al
día obligará a realizar otras actividades menos sedentarias.
Para
estimular la actividad física en su niño, debe buscar actividades atractivas e
interesantes para ellos, el futbol, la natación y el ballet por
lo general suelen gustarles, y si lo hacen en grupo será más fácil para ellos
continuarla. Sin embargo, si el niño es muy sedentario y le cuesta mucho el
ejercicio, debe empezarse con alguna actividad más tranquila de manera que el
niño no se asuste o se canse y al final lo rechace.
Puede promocionar movimiento en las actividades cotidianas para ir alejándose del sedentarismo poco a poco, hasta que el niño lo transforme en hábito y lo pueda mantener en el tiempo.
Puede promocionar movimiento en las actividades cotidianas para ir alejándose del sedentarismo poco a poco, hasta que el niño lo transforme en hábito y lo pueda mantener en el tiempo.
Se debe establecer un programa que facilite la realización de actividad
física que garantice las siguientes condiciones:
·
Constante
·
Aeróbica
·
Progresiva
·
Familiar
·
Educativa
·
Adecuada
La realización de ejercicio diario tiene como ventajas aumentar el gasto
de energía, disminuir el apetito (a diferencia de lo observado en muchos
adultos), mantener una masa muscular, disminuir las cifras de tensión arterial,
de colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad) en un 20 a 25% y la
resistencia periférica a la insulina hasta lograr concentraciones séricas
normales de ésta.
El ejercicio, aunado a una alimentación balanceada, permite disminuir la
adiposidad hasta lo normal sin modificar la velocidad de crecimiento; a largo
plazo evita la recuperación del sobrepeso, en tanto que a corto plazo logra una
mejoría sustancial de la autoimagen, autoestima y sensación de efectividad
física y social. Por otro lado, en niños de 6 a 11 años, disminuye de manera
significativa las horas dedicadas a ver televisión.
Dado que la mayoría de los niños
obesos tiende a ser sedentarios, se debe iniciar con actividades aeróbicas de
corta duración que permita aumentar el gasto calórico, aun cuando no se
modifique la función cardioventilatoria. Antes de realizar el programa se debe
hacer una valoración física
(frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, tensión arterial,
capacidad de esfuerzo muscular, alteraciones ortopédicas y cardiopulmonares,
presencia de hiperinsulinismo).
3.
Uso de medicamentos.
No se
recomienda el uso de ningún tipo de terapia farmacológica para el manejo del
niño obeso, pero de manera categórica debe evitarse la administración de
anfetaminas y sus derivados, hormonas tiroideas para aumentar el gasto calórico
en individuos eutiroideos, así como antagonistas de opioideos.
Los edulcorantes no calóricos del tipo de la sacarina, aspartame,
acesulfame y sucralosa, no están contraindicadas en los niños, pero su uso debe
de ser moderado.
4. Moral
§
Se debe trabajar también con la conducta específicamente el autocontrol. Esto será clave para que la dieta surta efecto, por lo que los
estímulos que éste reciba serán determinantes en su proceso de cambio. Dígale
al niño lo mucho que lo aprecia tal como es, como es importante para su salud
mejorar el peso, recálquele los aspectos positivos que va logrando cada vez y
estimúlelo y apóyelo en cada cambio que deba hacer. Para el profesional de la salud será importante conocer los
hábitos alimentares y conductuales del niño y de la familia. Saber cuanto
comen, con que frecuencia, el ejercicio que realizan, entre otros. A partir de
eso se puede detectar mejor lo que provoca la obesidad del niño.
§ Dar el ejemplo. Los padres deben seguir también buenos hábitos de salud, para que los
hijos los asimilen. Además, esto ayuda a la convivencia y la integración
familiar.
Recomendaciones para la sociedad
Para frenar la epidemia de obesidad
infantil es necesario un compromiso político sostenido y la colaboración de
muchas partes interesadas, tanto públicas como privadas. Los gobiernos, los
asociados internacionales, la sociedad civil, las organizaciones no
gubernamentales y el sector privado tienen un papel fundamental en la creación
de entornos saludables y de condiciones de asequibilidad y accesibilidad de
opciones dietéticas más saludables para los niños y los adolescentes. Por
consiguiente, el objetivo de la OMS consiste en movilizar estos asociados e
involucrarlos en la aplicación de la Estrategia mundial sobre régimen
alimentario, actividad física y salud.
La OMS apoya la definición, aplicación
y seguimiento de medidas, así como el liderazgo en su aplicación. Para avanzar
es necesario un enfoque multisectorial que movilice las energías, recursos y
conocimientos técnicos de todas las partes interesadas a escala mundial.
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